Categorías
Lucha contra la pobreza

La realidad de la precariedad laboral en Euskadi.

Artículo elaborado a partir de la ponencia de Marta Senz Eriz. Presidenta de EAPN Euskadi.

El pasado 23 de enero el Grupo de Investigación CIVERSITY, de la UPV/EHU organizó una Jornada técnica sobre Cohesión Social en el Bizkaia Aretoa de Bilbao (puede verse el programa de la Jornada esta WEB.

En el marco de esta jornada, se invita a Marta Senz Eriz, presidenta de EAPN Euskadi a ofrecer una ponencia bajo el título “Pobres con trabajo: ¿qué hacemos cuando el empleo no es suficiente para asegurar la integración?”

La realidad de las personas trabajadoras en Euskadi ha ido cambiando en las últimas décadas, enfrentándonos hoy en día a cifras que nos indican que “un 20% de los expedientes de RGI en la CAE lo son como complementos de trabajo (creciente importancia de la renta garantizada como compensación de la debilidad de las rentas del trabajo)”; esto ha llevado a que algunos medios de comunicación elaboren titulares como este: “La nueva ‘clase social’: empleo más RGI” (El País, 25/01/2015)

La Encuesta de pobreza y desigualdades sociales de Euskadi (EPDS) nos indica que ha habido un aumento de personas ocupadas que han percibido ingresos por RGI y/o PCV (aumentando del 0,3% en 2004 al 1,3% en 2018).

Pero la problemática que esta situación plantea va más allá de un titular: nos obliga a reflexionar sobre la posibilidad de que esta complementariedad entre salarios (bajos) y rentas mínimas pueda acabar convirtiéndose en “una subvención al capital que, ante la existencia de los mismos, queda dispensado de remunerar adecuadamente a la mano de obra, transfiriéndose a la colectividad una parte de la responsabilidad de las empresas” (De la Cal, 2015).

Con esta realidad y estas claves, se ofrece una ponencia que nos desglosa una pequeña trayectoria de la historia del empleo en nuestro país, donde a lo largo del siglo XX se va construyendo como uno de los principales vínculos de integración social en nuestra sociedad. De este modo el salario facilita la subsistencia, pero además desde la revolución industrial, nuestro sistema de Bienestar Social se ha construido en torno al empleo.

Pero, como comenta Marta Senz, a lo largo de su ponencia, “el empleo ya no es lo que era…”:

– El modelo de integración social centrado en el empleo entra en crisis a partir de los años setenta con los cambios acaecidos en la estructura productiva y las transformaciones del mercado de trabajo. 

La flexibilidad que requiere el aumento de competitividad y la globalización de la economía provoca un aumento de la inestabilidad laboral generando problemáticas estructurales como el desempleo de larga duración o la extensión del empleo precario.

SITUACIÓN QUE NO ES COYUNTURAL, SINO QUE ES ESTRUCTURAL

– Se da una innovación tecnológica para una producción flexible: o Descentralización productiva y cambios en la división del trabajo o Desregulación y flexibilidad en el uso de la mano de obra o Reafirmación de la ideología empresarial y desestructuración de la acción sindical

Cambios en los sectores de productividad:

o Los cambios en la importancia del sector terciario y su incidencia en el empleo sectores de actividad económica y la actual.

Modificaciones en la estructura y en la modificación de la población activa:

o Retraso en la incorporación de los jóvenes a la vida activa

o Anticipación de la retirada profesional (ahora en revisión) o Incorporación de las mujeres a la actividad

o En un escenario de desigualdad y problemas (mayores tasas de paro, doble presencia (trabajo doméstico y asalariado), segregación vertical y horizontal, mayor presencia en empleos temporales y en la economía sumergida.

o Aumento del número de trabajadores en pequeñas empresas y la disminución en las grandes o El nivel educativo de la población activa se ha elevado considerablemente

– Las segmentaciones actuales del mercado: proliferación de empleos temporales.

o Proliferación de contratos temporales o Diversificación de las formas de contratación (temporales, de prácticas, de relevo, de formación…)

o Afectan de manera especial a jóvenes y mujeres

o Precariedad: inestabilidad o incertidumbre sobre la continuidad (temporalidad), insuficiencia de ingresos, condiciones de trabajo, insuficiencia de protección social -legal y colectiva-

o Otras consecuencias: efectos en la socialización y significación del trabajo, accidentes laborales…

Ante las consecuencias que nos encontramos y la realidad que nos muestran las cifras, como la propia EPDS 2018, el Informe FOESSA de 2019, la Estadística de Renta Personal y Familia del EUSTAT 2018, el estudio elaborado por el Grupo de Investigación CIVERSITY titulado “Pobreza laboral en la CAPV 1986-2018” o los propios datos del Servicio Vasco de Empleo – LANBIDE, se desglosan en la ponencia algunas propuestas concretas:

– Desarrollar una buena política para la inclusión social y, así, garantizar el derecho de toda persona a un nivel de vida adecuado que estipula el artículo 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos “Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad”.

– La multidimensionalidad de la realidad de la exclusión y de la situación vital precaria de las personas requiere de una multidimensionalidad de la respuesta para la inclusión y SOLO puede ser REAL si “capilariza” todos los sistemas: empleo, económico, servicios sociales, educación, salud, etc…

– Elaborar una buena política de empleo inclusivo. La red EKAIN, redes para la Inclusión Social, en su Estrategia de Empleo Inclusivo realiza una serie de propuestas.

– Repensar y reelaborar la política de rentas mínimas.

– Reflexionar sobre la política fiscal y sobre una política fiscal con perspectiva de género.

Y, sobre todo, saltar las vallas mentales que aún existen.